Desde mediados del siglo pasado se ha usado el término “alcoholismo” para definir al fenómeno que ocurre con aquellos individuos que ingieren alcohol en exceso.
Se le ha considerado como una enfermedad en vez de un vicio o una debilidad.
La persona piensa en tomar sólo una o dos copas para “pasarla bien” pero invariablemente esos tragos terminan siendo más.
Generalmente, estas situaciones se vuelven cada vez más frecuentes y son provocadas por una urgente necesidad de beber.
La OMS lo define como: “padecimiento, caracterizado por la compulsión para ingerir alcohol” .
Etapas del alcoholismo:
- Una persona puede comenzar con beber sólo los fines de semana u ocasionalmente, sin daños personales, laborales ni financieros.
- Los familiares, amigos y hasta el mismo alcohólico se dan cuenta de que ya no puede controlar su forma de beber. Aquí suele perdurar un deseo de dejar de beber y al mismo tiempo una resistencia a no recibir ayuda.
- El alcoholismo avanza rápidamente y dicha persona se aleja de su familia. Poco a poco se vuelve incapaz de responsabilizarse de cuestiones elementales, afectando a diferentes áreas de su vida.
- Es probable que el bebedor llegue a estar preso u hospitalizado.
Si el alcohólico nunca reconoció su adicción o recibió ayuda, puede llegar a padecer demencia y fallecer.
Vivir en negación
Es muy difícil que el alcohólico acepte que lo es y procure su recuperación.
Esto sucede debido a que durante el largo trayecto de su relación con el alcohol, su mente se encuentra blindada por la negación psicológica. El alcohólico niega recuerdos y sentimientos dolorosos.
Tampoco aceptará el número de copas que bebió de más, los resultados de su comportamiento alcohólico ni el sufrimiento que ocasiona a sus seres queridos.
No se responsabiliza de su vida y culpa a los demás de sus fracasos.
“Una vez que se introduce en su sistema cualquier dosis de alcohol algo sucede tanto en el sentido físico como en el mental, que hace prácticamente imposible parar de beber poniendo así en movimiento el terrible ciclo”.
El alcohol controla la mente
La principal característica del alcoholismo es que en algún momento, se pierde el control sobre el consumo del alcohol.
Esto es una obsesión, una necesidad permanente, una “sed psicológica” que se va adueñando de la mente.
Asimismo, cuando se comienza a beber, es difícil poner un límite, ya que no se controla el número de tragos sino que por el contrario, el alcohol es quien controla.
Aunque el bebedor recuerde que estando bajo los efectos del alcohol cometió acciones inadecuadas, fue víctima de burlas y humillaciones, sufrió algún daño en su persona, siempre vuelve a caer.
Superar el alcoholismo no sólo es una cuestión de fuerza de voluntad.
Principales consecuencias:
- En la salud: enfermedades hepáticas, gastrointestinales y problemas neurológicos.
- En el funcionamiento psicológico: trastornos cognitivos, cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento.
- En el funcionamiento interpersonal: problemas mentales, violencia intrafamiliar, relaciones sociales afectadas.
- En el funcionamiento ocupacional: problemas escolares y laborales.
¿Qué hacer?
La dependencia al alcohol es una enfermedad que afecta a personas de cualquier edad, sexo y clase social.
Los alcohólicos son personas generalmente inteligentes, capaces y a menudo triunfadores en su trabajo u profesión.
Sin embargo, la combinación de factores pueden desencadenar esta enfermedad:
- La existencia de una predisposición genética
- Haber crecido en un hogar disfuncional
- Tener padres, familiares y amigos alcohólicos
Si tú o una persona querida beben sin control, es momento de hacer un alto en el camino, reflexionar, informarse, pedir ayuda y consejos a un experto en salud con el fin de llevar a cabo las acciones más adecuadas a sus necesidades.
Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que la recuperación depende de que el alcohólico esté decidido a intentarlo.
2 comentarios en “Alcoholismo: una grave enfermedad”
soy alcoholico reconozco mi problema y necesito ayuda
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