Hace unos días, mientras revisaba mis redes sociales encontré a una influencer hablando acerca de su salud mental y los desafíos que enfrenta al hacerlo público. Esto me llevó a reflexionar sobre el gran estigma que existe sobre la terapia y salud mental en la actualidad. Todavía se percibe como un signo de debilidad o enfermedad.
El estigma de tomar terapia psicológica surge de juicios arraigados, tabúes, creencias e ideas de nuestra sociedad. Frases como “la terapia es para locos” o “si necesitas terapia es que no eres capaz de resolver tus problemas por ti mismo”, nos obligan a ocultarlo y protegernos de los comentarios hirientes de las personas acerca de lo que tenemos que sanar, por temor a ser juzgados.
Claves para superar el estigma de la terapia en la sociedad
¿Cuántas veces has pospuesto buscar ayuda terapéutica por miedo al juicio de los demás?
¿Cuántas veces te has cuestionado tu propia fortaleza por admitir que necesitas apoyo?
Es hora de replantear la idea de fortaleza. Desde pequeños nos enseñan que debemos enfrentar nuestros desafíos solos, sin entender que la terapia es un proceso de acompañamiento, no para que los demás arreglen nuestros problemas.
Tomar terapia no es signo de debilidad, al contrario es un acto de valentía que nos permite confrontar nuestras heridas y entender nuestras emociones. La salud mental es parte importante de nuestro bienestar, ignorarla puede llevarnos a somatizar lo que sentimos y convertirlo en una gran carga emocional.
Recibir apoyo psicológico nos llena de fortaleza ya que nos damos cuenta de que no estamos solos y que no debemos enfrentar nuestras batallas internas en soledad. Aprendemos a partir del acompañamiento terapéutico, a identificar nuestras emociones y sentir poco a poco la fortaleza que esto significa.
Así, comenzamos a desafiar el estigma de tomar terapia. Reconociendo que está bien no estar bien y que la fortaleza nos permite ser vulnerables para aprender, crecer, reconocernos y sobre todo convertirnos en la versión que deseamos.
Beneficios de tomar terapia
Aquí te presentamos algunas razones por las cuales romper con este estigma es una muestra de fortaleza:
- Nos permite identificar y modificar patrones de relaciones anteriores o genéticas, para construir relaciones saludables.
- Desarrollamos mejor nuestra comunicación, empatía y comprensión. Para así poder expresar qué sucede y qué necesitamos para que nuestras relaciones se fortalezcan.
- Aprendemos a identificar y manejar nuestras emociones, el estrés y darles soluciones a los conflictos de una manera más constructiva. Para convertirnos en personas resistentes, resilientes y ver la vida de una manera diferente.
- Empezamos a tratarnos con amabilidad y compasión para afrontar nuestras luchas desde otra visión. Esto nos ayuda a cultivar una mejor autoestima y bienestar emocional.
- La terapia nos da la oportunidad de explorar, conocer y reconocer nuestras emociones, pensamientos y patrones de comportamiento de una manera más profunda y significativa. Al enfrentarnos a nosotros mismos, demostramos un compromiso con nuestro crecimiento personal y desarrollo emocional.
Nuestra mayor fortaleza radica en enfrentar aquellos estigmas que durante mucho tiempo han limitado nuestra libertad y nos han mantenido atrapados en un mundo determinado por la sociedad.
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Rompiendo barreras culturales y sociales
Aceptar nuestra vulnerabilidad es el acto más valiente que podemos hacer por nosotros mismos. Conocernos mejor nos otorga el poder de elegir nuestro propio camino… un camino lleno de subidas y bajadas que nos permite crecer, caernos y sobre todo fortalecernos. Así como también, darnos cuenta de que no estamos solos, que contamos con alguien que nos permite aprender, crecer y no sentirnos solos.
El estigma de tomar terapia llega a ser una limitante para convertirnos en una mejor versión, aprender de nosotros y sobre todo para descubrir un mundo lleno de posibilidades.
Para nuestra salud mental, es crucial reconocer que no somos frágiles y vulnerables. Este reconocimiento es el mayor acto de fortaleza hacia nosotros mismos, ya que aceptarnos y reconocernos con nuestras debilidades y fortalezas no es tarea fácil.
Recuerda que el primer paso es el más difícil. No siempre, es tan duro vernos frente a un espejo y reconocer a quien estamos viendo en todo momento.
De tus lugares más vulnerables surgen tus mayores fortalezas y una de ellas es brillar con luz propia. ¡No permitas que nadie apague tu luz!
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