MEDITACIONES

Meditación para gestionar emociones difíciles

¿En alguna ocasión has sentido que no sabes qué hacer cuando estás enojado, triste o frustrado?
En esta meditación para gestionar emociones difíciles aprenderás a transitar sanamente aquellas
que te provocan malestar, incomodidad o dolor. 

¿Cuáles son las emociones difíciles?

Se trata de aquellas emociones que nos generan disgusto, desagrado, dolor, sufrimiento o que son muy difíciles de transitar. Es común que debido a la incomodidad que nos hacen sentir, intentemos evitarlas pero no hay que olvidar que TODAS y cada una de las emociones tienen una función vital y es natural que las sintamos. 

Estas son algunas de las más incómodas:

  • Enojo: Surge cuando estamos frente a una situación que consideramos que está “mal” o si estamos siendo contrariados por palabras, acciones o actitudes de alguien más. 
  • Tristeza: Es una emoción primaria que experimentamos ante alguna desilusión, pérdida o fracaso.
  • Vergüenza: Se presenta cuando creemos que alguna acción, palabra, rasgo o defecto provocan el rechazo o no aceptación de otras personas. 
  • Frustración: La sensación que tenemos cuando no logramos alcanzar un objetivo o cumplir un deseo.
  • Preocupación: Se experimenta cuando no tenemos certeza de lo que sucederá y nos genera temor.
Para gestionar cualquiera de estas emociones de una manera saludable, lo primero que debemos hacer es aprender a aceptarlas como parte de nosotros y comprender que no hay nada malo en ninguna de ellas. 

¿La infancia tiene algo que ver?

Durante la infancia, generalmente nuestros padres no nos enseñan qué hacer con ellas ya que a menudo tampoco se les enseñó a ellos.  

Es normal que como seres humanos experimentemos toda la gama de emociones existentes y en ocasiones sea difícil compartir aquellas que nos hacen sentir incómodos o nos provocan dolor. 

¿Te resultan familiares estas frases?

  • “No llores”
  • “No te enojes”
  • “¡Ay no, no estés triste!”
  • El que se enoja pierde
  • “No te ves linda si estás enojada”

Cuando somos pequeños y escuchamos estas palabras, nuestro cerebro interpreta que sentir esas emociones es algo negativo y que debemos evitarlo a toda costa.

También es común que en ocasiones digamos “No sé qué siento pero me siento mal” y no sepamos identificar qué estamos sintiendo. Sin embargo, si trabajamos en nuestro autoconocimiento, aprenderemos a reconocer las diferentes emociones, en qué situaciones las experimentamos, cómo se manifiestan en nuestro cuerpo, a nombrarlas nombre y lo más importante, validarlas. 

Recuerda: cada emoción tiene algo que enseñarte...

¿Y si no lo logro?

Cuando comenzamos a contactar con nuestras emociones, es normal que experimentemos miedo. Si este es tu caso, sé paciente contigo mismo y permítete avanzar a tu propio ritmo a través de la autocompasión.

Puede que al principio te resulte difícil manejarlas, que las sensaciones corporales sean incómodas y que tu primera reacción sea querer evitarlas. Pero no te desesperes, poco a poco aprenderás a conocerte mejor. 

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