CONQUISTA TU PROPIA MENTE

Suelo escuchar a la gente plantearse objetivos, deseando bajar de peso, conseguir un mejor trabajo, realizar mayores ventas, adquirir bienes inmuebles, generar mayores ingresos o mejorar su relación de pareja…

Lo que me parece interesante es que dichos deseos surgen, generalmente, de una sensación de insatisfacción o desasosiego ante la idea de que “algo falta”, y entonces, lo que viene a su mente de inmediato es la idea de conseguir ese “algo”, llámese dinero, prestigio, motivación, posesiones, etc. Porque, desde esa perspectiva, si consiguen ese “algo”, podrán sentirse exitosos, acompañados, seguros, alegres o tranquilos. Pero en el fondo, lo que realmente desean es disolver o disminuir la sensación de inseguridad, malestar, desasosiego, ansiedad, tristeza o desgano que están experimentando y lo que creen que ocurrirá cuando consigan ese “algo” es que lograrán sentirse mejor y tener una mayor calidad de vida. No comprenden que la insatisfacción, la inseguridad, el rencor y/o el desasosiego se ha instalado en ellos y se ha convertido su consejero. Es su propia mente la que los mantiene cautivos en ese túnel de realidad, en lo que se conoce como “Maia”, la Ilusión del Ser, una ilusión en la que por momentos imaginamos que deseamos conseguir “algo”, grandes ventas por ejemplo, pero teniendo de inquilino dentro de nuestra cabecita al enemigo número uno de cualquier logro, un juez interno gandalla y criticón que constantemente nos desmotiva y nos llena de miedos pues tiene el poder de mostrarnos imágenes mentales de un pasado en el que, de acuerdo a su opinión, no fuimos capaces de lograrlo o somos culpables de no haber hecho suficiente o de haber actuado de tal o cual forma. Y, en otros momentos, nos muestra imágenes mentales de un futuro en el que las cosas no salen como desearíamos, un futuro en el que somos rechazados, menospreciados, juzgados como un fracaso o injustamente maltratados. Pero aún así, insistimos en plantearnos metas a corto o largo plazo, sin ser conscientes de que “el enemigo está en casa”, en la parte más íntima de nuestro ser, en nuestra propia mente. Y, mientras la calidad de nuestros pensamientos sea así, inevitablemente, fracasaremos o tendremos que esforzarnos tremenda-mente para lograr nuestros objetivos pues estaremos obligados a “nadar como salmón contra la corriente”, a forcejear con una mente incontrolable que, en momentos nos atormenta diciéndonos: deberías de conseguir otro trabajo, ya llevas demasiado tiempo aquí”, haciéndonos sentir insatisfechos y desmotivados, por ejemplo. Pero, en cuanto comencemos siquiera a contemplar mentalmente esa posibilidad, la voz en nuestra cabeza nos dirá: estamos en plena pandemia, la cosa está muy difícil, nadie está contratando”, haciéndonos sentir incapaces, temerosos e inseguros. Y luego, en otro momento del día, nos susurra al oído: esto está horrible, nos pagan muy poquito, mira a fulanito que bien le va”. Y así, día a día, esa mente que se contradice todo el tiempo, se va apoderando más y más de nosotros, nos va llenando de miedos, mientras inocentemente imaginamos que sentimos ese tremendo malestar, por culpa de la situación actual o de algún elemento externo, sin darnos cuenta de que nos sentimos de esa manera como consecuencia de nuestros propios procesos mentales contradictorios.

Así que, desde esta perspectiva que comparto hoy contigo, ¿qué mayor objetivo podría haber en nuestras vidas más que conquistar la propia mente?, ¿te imaginas si realmente pudiéramos comprender que nuestra mente es la conexión con el creador y que él nuestro único proveedor? Y no vayas a creer que te estoy hablando en términos religiosos. Más bien te estoy invitando a expandir la mente y comprender que es a través de ella como percibimos limitación, decepción y desencanto, o dicha, posibilidades y bendiciones.  Gracias a la imaginación vana de la mente personal, nos quedamos estacionados en experiencias como la tristeza, el desamor, el rencor, la sensación de ser un fracaso, de no tener suficiente o de estar completamente limitados.

Gracias a la mente superior experimentamos calma, confianza, bienestar, plenitud, agradecimiento, aprecio, alegría y amor incondicional. Es por medio de la palabra que expresamos nuestro contenido mental y aprovechamos para declarar, decretar, afirmar y dar forma a nuestra experiencia. Cuando digo: “he estado de floja sin hacer nada, encerrada con la familia, ya estoy desesperada”, el creador me escucha y, haciendo uso del libre albedrío, me permite experimentar precisamente eso: “desgano, ansiedad, aburrimiento, etc”. Pero, si me siento alegre en esta etapa, quizá entonces diré: “tengo la fortuna de contar con el apoyo de mi familia, de aprovechar el tiempo para leer, pintar, meditar, y descansar muy a gusto, sabiendo que más adelante, me activaré nuevamente con gran entusiasmo”. Como podrás ver, a través de la palabra expreso cómo yo me siento y declaro cómo es mi vida: afortunada o desafortunadamente. 

Así que asegúrate de escuchar atentamente a la voz que habla dentro de tu cabeza. Asegúrate de ser consciente de su intención: ¿te apoya para conseguir tus objetivos o te hace bullying constantemente? Asegúrate de no dejarte llevar por las apariencias y de no atesorar malos recuerdos. Procura mantener la calma y ejercitar dentro de ti una sensación de aprecio por la existencia, por el simple hecho de que puedes y quieres, eso contribuirá a que tu mente se vaya transformando y expandiendo a una amplia perspectiva, poco a poco serás capaz de percibir una mayor versión de ti mismo, una versión en la que puedas valorarte apreciarte, respetarte, escucharte, atenderte, animarte y disfrutar de la experiencia de estar vivo.

 

Magda Ruth - Namadí
Terapeuta y guia espiritual