¿Ataque de pánico o crisis de ansiedad?

La ansiedad es una respuesta normal ante el estrés y de alguna manera, puede ser útil. Ya sea para activarnos frente al verdadero peligro, para mejorar nuestra productividad e incluso como un mecanismo de defensa. 

Sin embargo en condiciones normales, la ansiedad desaparece una vez que la acción haya pasado. Pero hay ocasiones que se vuelve tan constante que nos impide llevar una vida normal, hasta el punto de convertirse en un desencadenante de un ataque de pánico.

Seguramente alguna vez has sentido nerviosismo cuando te sientes en peligro o en un evento que te preocupa mucho. Me refiero a esa palpitación acelerada, preocupación, inquietud, sudoración e incluso miedo.

Por ejemplo, una presentación delante de muchas personas, un examen relevante, una entrevista de trabajo o una decisión importante.

Así es, una crisis de ansiedad y un ataque de pánico son dos cosas muy diferentes.

¿Cuál es la diferencia entre un ataque de pánico y una crisis de ansiedad?

Si bien, los ataques de pánico pueden estar muy relacionados con la ansiedad. Pasar por una crisis nerviosa no es lo mismo que sufrir un ataque de pánico.

Entonces, ¿cómo sé si he tenido un ataque de pánico o solo una crisis de ansiedad?, ¿cuál es más grave?

Para empezar a diferenciar entre un ataque de pánico y una crisis de ansiedad, debemos tomar en cuenta que hay diferentes niveles de ansiedad.

¿Qué niveles de ansiedad hay?

Comenzando por una ansiedad leve que todos hemos experimentado. Tal vez una junta inesperada en el trabajo o un examen sorpresa.

Pasando a una ansiedad moderada, donde se experimenta una visión de túnel”, concentrándonos únicamente en el problema que nos está causando ansiedad. Si no tratamos esto con calma y de inmediato, podría pasar a ser una ansiedad grave en la que lo único importante, es el momento de emergencia en cuestión.

Añadiendo un último nivel de ansiedad, podríamos pasar a la angustia. Al estar angustiados no podemos sentir la activación e incluso motivación de un nivel leve de ansiedad, sino más bien terror y una percepción distorsionada de la realidad.

Si quieres conocer cómo calmarte frente a una crisis de ansiedad, checa este artículo.

¿Cuáles son las consecuencias?

Como vemos, un nivel de ansiedad grave como sentir angustia siempre va acompañado de síntomas molestos que podrían ir desde una respiración agitada, manos sudorosas, palpitaciones, temblores, mareos, dolor y tensión muscular e incluso sofocos, confusión miedo y terror.

Seguramente muchos de nosotros nos identificamos con estos síntomas, sobre todo con los más leves pero los de mayor gravedad son los que podrían hacernos cuestionar si experimentamos ansiedad extrema o un ataque de pánico, ya que la sintomatología es bastante parecida.

En algún momento, podemos llegar a sentir ansiedad en ciertos niveles dependiendo lo que ocurra y nuestra rutina diaria. Hasta cierto punto, es normal y experimentarla puede ser crucial para aprender a manejarla. El problema surge cuando estos síntomas se vuelven tan frecuentes que empieza a afectar nuestra calidad de vida, sobre todo en los niveles más graves.

Entonces, es cuando podemos considerar que estamos hablando de un trastorno de ansiedad. 

¿Qué trastornos de ansiedad existen?

Hay diferentes tipos de trastornos de ansiedad:

El trastorno de ansiedad generalizada, que es el más común y se caracteriza por sentir ansiedad y preocupación constante por cualquier cosa.

Otro trastorno común es la ansiedad social, que es el miedo a la interacción social. Este implica sentimientos de rechazo, vergüenza e inseguridad, sobre todo por una distorsionada idea de cómo podríamos ser percibidos por los demás.

Tenemos también el trastorno de ansiedad por separación, que es muy común en niños y se da por el miedo de sentirse lejos de sus padres.

Y la agorafobia que se da, debido al temor excesivo de estar expuestos al peligro y por lo tanto, queremos evitarlo.  

¿Qué pasa con los ataques de pánico?

Hemos visto a la ansiedad y sus posibles consecuencias tanto en nuestro organismo como en nuestra vida diaria, teniendo estos diversos detonantes que dependen del contexto en el que nos encontremos, de nuestras experiencias e incluso de nuestra personalidad.

Lo que podría representar un momento de inseguridad y peligro para unos, pudiera resultar divertido o interesante para otros.

Un ejemplo podría ser una película de terror, una montaña rusa o cantar y bailar en público. Situaciones que están diseñadas para ser divertidas para unos pero fuentes potenciales de ansiedad para otros.

Es aquí donde podemos darnos cuenta de que las posibles crisis de ansiedad siempre tienen un detonante especifico o diferentes pequeños detonantes que se intensifican con el paso del tiempo, de manera gradual y que podemos de alguna manera anticiparlos.

Un ataque de pánico la mayoría de las veces no es anticipado, ocurre de la nada en un estado en el que podríamos estar aparentemente bien.

Esto es lo que los hace tan aterradores: son en la mayoría de las veces, impredecibles y se caracterizan por un sentimiento de terror y angustia inmensos. Tanto, que la persona podría pensar que está teniendo un infarto, incluso una sensación de desesperación tan intensa que hay quienes afirman haber sentido que estaban muriendo.

¿Cómo evitar un ataque de pánico?

Debido a su naturaleza impredecible, no podríamos determinar cuándo vamos a sufrir un ataque de pánico. Esto no quiere decir que en algún momento de la semana, del mes o del día incluso de nuestra vida, necesariamente sufriremos uno.

Son nuestras experiencias y cómo nos afectan, lo que nos hace propensos a sufrir un posible ataque de pánico. Este podría tener una duración variable entre unos pocos minutos hasta incluso horas.

Hay diversas formas de tratarlo, que van desde ejercicios de relajación, respiración profunda y mindfulness hasta medicamentos en caso de requerirlos. Aunque realmente, la mejor manera de tratar un ataque de pánico es evitando que suceda.

Como hemos visto ya, los momentos de ansiedad tienen como detonante una situación específica y se manifiestan de una manera gradual, mientras que los ataques de pánico aparecen súbita y aparentemente “de la nada”. Sin embargo, esto último no es del todo cierto ya que si descuidamos nuestra salud física y mental nos hará más propensos a sufrir un episodio como este.

¿Qué es lo que me hace propenso a un ataque de pánico?

Padecer un ataque de pánico puede afectarnos significativamente. Ya que quienes lamentablemente lo han experimentado, suelen vivir con el miedo intenso a que se repita.

Las personas al no predecirlo evitan lugares y sitios en los que se sienten en peligro de que vuelva a aparecer. Normalmente esto los lleva al aislamiento y al incremento de la ansiedad, que es lo que precisamente queremos evitar.

¿Qué puedo hacer frente a un ataque de pánico?

Actualmente se ha normalizado manejar grandes cantidades de estrés: un trabajo demandante, problemas familiares y de salud, la escuela, trabajo, incluso relaciones interpersonales conflictivas. El verdadero problema no es tener problemas, sino más bien, no contar con herramientas ni estrategias para afrontarlos.

La mejor manera de tratar un ataque de pánico es evitando que suceda.

Reducir nuestra ingesta de cafeína, hacer ejercicio regularmente, descansar lo suficiente, evitar el alcohol y sustancias adictivas, son factores importantes para tomar en cuenta.

Tomar terapia online nos ayuda a poner en orden nuestra mente y nuestras emociones, si estamos lidiando con problemas y así podemos adquirir estrategias para afrontarlas de manera saludable.

Dado que una situación afecta a todos de diferente manera, es bueno buscar un tratamiento personalizado para ti dependiendo de lo que estés pasando. 

En CuidadosaMENTE contamos con un equipo de psicólogos profesionales que pueden ayudarte a manejar un ataque de pánico a través de la terapia online.

Psic. Lucero del Ángel
Psicóloga clínica en CuidadosaMENTE

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *