Cada persona vive el proceso de duelo o pena de forma diferente y los niños, en particular, no lo realizan como los adultos de una manera verbal, lo hacen a través del juego.
Un niño puede vivir un duelo por la defunción de alguno de sus padres o por la separación de los mismos y las conductas y emociones que expresen dependerán de su madurez psicológica. El nivel de madurez estará determinado por múltiples factores como la edad y el entorno pero también influirá si el pequeño tuvo una pérdida previa, traumas o situaciones desafiantes.
Ningún duelo es igual y mientras que un niño puede estar como si no pasara nada, otro de la misma edad puede mostrarse más aislado o volverse irritable. También pueden presentar varias respuestas emocionales diferentes en un mismo día o simplemente no manifestar nada.
Sabemos que como padre/madre, no es sencillo acompañar a un niño que está viviendo un duelo y por eso preparamos para ti algunas recomendaciones que te permitirán acompañar a tu pequeño y ayudarlo a transitar un proceso de duelo saludable.
De 0 a 2 años:
Los niños de esta edad son concretos en su pensamiento y ven las pérdidas y la muerte como algo reversible, se dan cuenta de las pérdidas y separaciones por lo que en ese momento lo que más les puede ayudar a superarlo es un adulto amoroso que les proporcione mayor contacto físico y rutinas establecidas de comida y sueño.
☞ ¿Qué puedo decirle?
“El corazón de papi, se detuvo y por eso él murió”.
De 2 a 4 años:
En este momento los pequeños todavía no entienden que la muerte es irreversible. Los preescolares viven en el aquí y ahora, su pena es breve, pero a veces intensa. Se expresan a través del juego.
☞ ¿Qué les puede ayudar?
Ofréceles mucho contacto físico, muéstrate cariñoso/a y contesta sus preguntas honestamente utilizando las palabras “muerte” o “morir”. Es importante poner límites pero también ser flexibles y darles oportunidad de jugar.
Evita a toda costa decir frases tales como “se fue al cielo”, “está durmiendo o descansando” o “papá ya es una estrella”.
De 5 a 8 años:
En esta edad están explorando su independencia. Continúan siendo concretos en sus ideas pero también pueden tener pensamientos mágicos o fantásticos. Piensan que la muerte es reversible y pueden llegar a sentirse responsables del fallecimiento o separación diciendo cosas como “es mi culpa que a mamá le diera cáncer.”
☞ ¿Cómo lo apoyo?
Utiliza respuestas sencillas e incentívalos a que pregunten para que puedas brindarles mayor información de lo ocurrido. Ten paciencia con las preguntas repetitivas y aliéntalos a que realicen juegos que estimulen su energía y creatividad.
Hay que tener presente que los adultos somos el modelo de cómo afrontar los duelos en la vida, por lo que sería deseable que adquieras herramientas para ayudar a tus hijos a vivir un proceso de duelo saludable.
Si te interesa obtener más información acerca del duelo en personas adultas, haz click en el siguiente artículo: ¿Cómo ayudo a alguien que pasa por un duelo?
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