El 2025 empieza y como marca la tradición, parece ser uno de los mejores momentos para escribir lo que nos gustaría hacer, en qué nos enfocaremos o hacía dónde dirigiremos nuestras energías en este año nuevo. También puede ser un buen momento para reflexionar sobre lo que logramos el año pasado, identificar lo que quedó pendiente y si es necesario reformular esos objetivos, replantearlos o incluso crear otros completamente nuevos.
A continuación, te presento algunas propuestas que podrían ayudarte a fortalecer tus valores o metas para este año nuevo. No tienen un orden específico pero es posible que encuentres en ellas algo que te aporte valor o algún beneficio.
1. Autocuidado
Diseña algunas estrategias que prioricen tu salud. Encuentra un balance entre tus actividades diarias y promueve hábitos como un descanso adecuado, buena alimentación, ejercicio, etc.
Este mes puede ser uno de los mejores momentos para programar desde ahora algunas citas con los especialistas que quizás necesitas acudir pero por alguna razón lo has postergado. Por ejemplo: ir al dentista (hacernos una limpieza dental, verificar el estado de nuestros dientes, qué tipo de cepillado es el más adecuado), hacer unos análisis generales, cambiar la graduación de nuestros lentes, etc.
2. Detox digital
Dedicar ciertos momentos del día a desconectarte del celular, televisión o computadora, puede tener grandes beneficios en nuestra vida.
Por supuesto es importante mantener contacto con nuestros seres queridos a través de las redes sociales. Sin embargo, podemos asignarnos un tiempo específico para revisar algunas redes, tal vez 30 minutos al día o incluso establecer un día completo sin celular.
¡Retomemos el hábito de hacer una que otra llamada telefónica!
3. Hacer cosas solos y disfrutarlo
Independientemente de que tengamos una pareja, vivamos con nuestra familia, tengamos hijos, darnos el tiempo para estar solos puede resultar gratificante y muy saludable. Podemos viajar, tomarnos un delicioso café a solas, retomar algún pasatiempo que nos divierten, relajen o desafíen.
4. Poner atención al aquí y al ahora
La mayor parte del tiempo nuestra mente está llena de pensamientos relacionados a un momento que no estamos viviendo. Es decir, el pasado o el futuro y perdemos de vista el presente, que es el único con el que contamos, donde podemos tomar decisiones.
Apreciar el presente puede ser beneficioso para este año nuevo. Por ejemplo, cuando comemos pongamos atención en nuestra comida: cómo se ve, qué colores tiene, cómo se escucha cuando la masticamos, qué textura tiene (suave, crujiente, pegajoso) y a qué sabe (es dulce, salado, amargo, agridulce).
Generalmente por el ritmo de vida, ya sea por el trabajo o porque asignamos muy poco tiempo a comer, lo hacemos de manera automática, frente a la computadora, viendo la televisión, revisando el celular y pocas veces ponemos atención a la fabulosa experiencia de nutrirnos.
5. Hacer limpieza y donar algunas cosas
Puede ser que nuestros armarios o nuestros libreros estén llenos de ropa que ya no nos gusta, que no nos queda o usamos.
Lo mismo sucede con algunos libros, tal vez algunos fueron tan linda experiencia al leerlos que te gustaría que otra persona lo leyera o piensas que en una librería pública podría ser mejor aprovechado. Así que considera la posibilidad de que esa ropa o ese libro tenga una segunda o tercera oportunidad. Por lo tanto, dales una nueva vida donándolos, regalándolos o prestándolos durante este año nuevo.
También toma en cuenta que existen diversas asociaciones que reciben continuamente esta clase de artículos como donación
6. Practicar la asertividad
En ocasiones la práctica de la asertividad puede involucrar algunas dificultades, porque nadie nos enseña cómo se hace y en ocasiones nos podemos preguntar: “¿se lo digo o no se lo digo?, si se lo digo, ¿cómo se lo digo? ¡Ayuda!”
Recuerda que la asertividad, es una habilidad. Es decir, solo se puede fortalecer a través de la práctica. Y no, no es mágica y tampoco garantiza obtener los resultados que queremos pero sí ayuda a sentirnos mejor y disminuir los malentendidos, enojos, el distanciamiento o la falta de comunicación que se puede presentar si no la llevamos a cabo.
Práctica, práctica y práctica.
7. Resolver problemas
Algo que puede aligerar nuestro día a día puede ser comenzar a definir cuál es la situación pendiente a la que le damos vueltas y vueltas en nuestra mente pero que realmente sabemos que no es satisfactoria, que está mal o que puede tomar un ritmo distinto al que tiene hasta el momento.
8. Ahorrar
Empezar a ahorrar no solo implica guardar lo que nos queda o lo que nos sobra de nuestra quincena. Ahorrar significa asignar una cantidad de dinero específica para guardarlo y destinarlo a lo que queramos en un futuro.
Algo que puede ayudar a esta práctica es ser muy específicos, es decir: cuánto dinero vamos a apartar, cada cuanto vamos ahorrar y si es posible determinar una fecha final del ahorro.
Por ejemplo, designar un 10% de nuestro sueldo y decir: “Voy a ahorrar $500 mensuales, durante 12 meses, de tal manera que en diciembre tendré: $6,000 pesos”.
De la misma forma se puede utilizar esta estrategia para pagar algunas deudas.
9. Reciclar
Algunas pequeñas prácticas pueden ayudar a no generar tanta basura.
Por ejemplo, podríamos reutilizar algunos frascos de vidrio, usar bolsas de tela para ir al supermercado o tener una botella de plástico que podamos utilizar durante cierto período de tiempo, en lugar de comprar pequeñas botellas de agua. Lo mismo pasa con nuestro cafecito diario, una buena idea es tener nuestro vaso térmico y así haremos nuestra pequeña contribución y cuidaremos nuestro planeta.
10. Ver el mundo con ojos de niño
Cuando crecemos, solemos perder la capacidad de sorprendernos, de reír, bailar, saltar, disfrutar o ser espontáneos, por el miedo al “qué dirán” y nos limitamos para no parecer muy “infantiles” pero la verdad es que frecuentemente la gente no piensa nada al ver alguna “travesura nuestra”. Así que retomemos algunas prácticas que nos alimentan y fortalecen.
11. Propósito extra para año nuevo
Es muy importante que a lo largo de nuestro camino, podamos ser pacientes con nosotros mismos y pongamos atención en la manera en que nos hablamos: ¿acaso nos regañamos mucho?, ¿somos sumamente exigentes?, ¿nos hablamos de la manera en que le hablaríamos a nuestra mejor amiga?.
Valoremos esta situación y seamos flexibles, atentos pero también tratemos de ser mejores humanos para nosotros mismos.
¿Qué te han parecido estas propuestas de propósitos de año nuevo? Algunas de ellas encajan en tus metas o valores? Si es así perfecto, considéralas y recuerda que ¡los propósitos se pueden empezar en cualquier momento del año!