Todas las relaciones interpersonales, en general, conllevan cierto grado de complejidad en la forma de comunicarse, establecer acuerdos, poner límites o adaptarse a cambios en las dinámicas. Sin embargo, estar en una relación con una pareja narcisista, una persona con ansiedad, depresión u otra condición, probablemente implique una situación distinta, difícil de comprender que requiere nuevas formas de comunicarse, relacionarse o negociar.
Una persona narcisista
Actualmente, algunos términos relacionados con la salud mental han sido mencionados con frecuencia en redes sociales y distintos medios de comunicación, desde diversas perspectivas. No obstante, el trastorno narcisista de la personalidad, como su nombre lo indica, requiere cumplir con una serie de criterios diagnósticos: signos, síntomas, duración en el tiempo, entre otros elementos, para ser considerado como tal.
Por eso, a menos que exista un diagnóstico profesional, lo que te haga pensar que tu pareja es narcisista puede variar en cada caso, relación o contexto. Entonces, vale la pena preguntarse:
- ¿Qué te hace pensar que tienes una pareja narcisista?
- ¿Es una persona que no escucha activamente?
- ¿Tiene sentimientos de grandeza?
- ¿Desea ser admirado todo el tiempo?
- ¿Le cuesta mucho ser empático?
- ¿Desprecia a los demás o los considera inferiores?
- ¿Valora a las personas por lo que son o por cómo lucen?
- ¿Solo quiere hablar de sí mismo?
- ¿Te lastima emocionalmente?
Estos son algunos comportamientos que las personas suelen identificar cuando describen a alguien como narcisista. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ciertas actitudes egocéntricas no necesariamente indican un trastorno clínico. Es decir, no podemos definir a una persona como “narcisista” por un comentario o por una actitud aislada. Tal vez, en algunos casos, sería más apropiado decir que presenta algunos rasgos narcisistas.
Dicho esto, es válido reconocer que convivir con una pareja que tiene elementos narcisistas puede generar consecuencias emocionales importantes: puede ser agotador, doloroso y abrumador. Por eso, una pregunta completamente válida es:
¿Qué puedo hacer si estoy en esta situación?
Algunas opciones que puedes considerar son:
Priorizar tu salud mental
Una vez que has notado que estos comportamientos son frecuentes y que constantemente terminan en discusiones o en que tú cedes una y otra vez, es importante reconocer cómo esto está afectando tu salud mental.
Una alternativa es comenzar a poner límites para que lo que esa persona diga no impacte directamente en tu bienestar. Es probable que él no cambie, así que valdría la pena preguntarte si ese es el lugar en el que realmente quieres estar y, si decides quedarte, buscar formas de protegerte emocionalmente.
Identificar de qué manera te vinculas con los demás
Algo que puede marcar una diferencia en tus relaciones es identificar cómo te vinculas con los demás.
- ¿Lo haces desde una forma ansiosa o desde un lugar más tranquilo?
- ¿Deseas y fomentas una relación recíproca?
- ¿Qué haces para mantener una relación de pareja?
- ¿Es posible que toleres ciertas situaciones por miedo a que la relación termine?
- ¿Sientes que sería muy difícil empezar de nuevo con alguien más?
- ¿Ya son muchos años en esa relación?
- ¿Estás enamorada?
- ¿Qué crees que te mantiene ahí?
Señalar límites claros con el narcisista
Sabiendo que no podemos cambiar la manera de ser de esa persona pero sí cómo nos relacionamos con ella. Especialmente cuando parece no identificar cuáles deberían ser los límites dentro de la relación, podrías considerar establecer algunos.
Por ejemplo, definir horarios para recibir llamadas o mensajes. A veces tenemos la idea de que debemos estar disponibles las 24 horas del día como si no importara tu trabajo, descanso, salud emocional u ocupaciones. Respondemos de inmediato, ya sea porque “siempre ha sido así”, por temor a que la otra persona deje de querernos o valorarnos (como si eso dependiera de estar disponibles todo el tiempo) o incluso por miedo a que se vaya con alguien más.
Manejar tus expectativas
¿Qué nos decimos acerca de cómo “debería” ser una relación?
A veces, nuestros estándares o ese “ideal de pareja” que hemos construido, nos impiden ver con claridad lo que realmente está sucediendo.
Es posible que, al estar en una relación con una persona narcisista, tendamos a idealizarla con la esperanza de que cambiará: con el amor, con el tiempo, al casarse, al tener un hijo, cuando viajen o cuando se resuelva cierto problema. Incluso puede surgir la creencia equivocada de que si se le brinda más atención, apoyo o cariño, eventualmente lo entenderá y cambiará. Sin embargo, todo este proceso suele ser profundamente desgastante… y muy probablemente, nunca será suficiente.
Valorar y observar realmente lo que hay en tu relación
Como todo ser humano, es natural que deseemos una relación sana. Sin embargo, a veces minimizamos lo que claramente está ocurriendo en nombre del amor, la atracción, la química, los hijos, la familia o la economía. En el fondo, sabes que algo no está bien. Por eso, identifícalo, descríbelo, menciónalo. No lo justifiques ni lo ignores, aunque sea doloroso o incómodo.
Autoculpa con la persona narcisista
Es común que llegues a pensar que la otra persona es así por tu culpa, como si fueras responsable de su forma de ser. Y en muchas ocasiones (seguramente más de las que imaginas), es posible que hayas escuchado de parte de la persona narcisista frases como: “tú tienes la culpa de que me enoje”, “estás exagerando”, “no entendiste bien”, o incluso “yo nunca dije eso”. Nada más alejado de la realidad.
Identificar las maneras de manipulación
A la persona narcisista le gusta ejercer poder y control sobre los demás. Es posible que anticipe tus respuestas, las cuales pueden volverse un hábito. Sin embargo, cuando somos conscientes de esta forma de comunicarnos, podemos identificar cómo solemos responder o actuar. Si dejamos de responder como lo hacíamos usualmente, es probable que la otra persona ya no obtenga lo que esperaba. Esto por supuesto, depende de cómo se presenten las conversaciones o situaciones de control.
Pero el primer paso podría ser ese: darnos cuenta y comenzar a modificar, poco a poco, nuestras estrategias de respuesta, comunicación o resolución de problemas.
Cultivar espacios fuera de la relación
Por el ritmo de vida, las distancias entre el trabajo y el hogar y las prioridades que surgen con la familia, los hijos, entre otras, poco a poco comenzamos a aislarnos. Dejamos de frecuentar a nuestras amistades, de tomar un cafecito, ir al cine, bailar, leer, etc.
Esta desconexión puede volvernos más vulnerables en nuestras relaciones. Por eso, en la medida de lo posible, trata de retomar esos espacios que te fortalecen y brindan bienestar y tranquilidad.
Separación definitiva
Si al hacer un recuento de su historia, contexto, familia, futuro juntos y proyectos, consideras que no es la persona con la que puedes construir una vida, una opción es la separación. Valora esta posibilidad con seriedad: también puede ser una alternativa válida.
Atención psicológica
Por último pero no menos importante, considera iniciar un proceso terapéutico. No se trata de recibir consejos, sino de encontrar un espacio de confianza, respeto y empatía donde puedas fortalecerte, resolver conflictos y aceptar lo que estás viviendo.