Esta meditación para transitar el duelo no es una receta mágica. Es un espacio donde puedes dejar de minimizar el dolor y simplemente estar contigo. Te guiaremos a través de la respiración, la conexión con tu cuerpo y de palabras que pueden abrazar lo que estás viviendo, sin forzar nada.
Porque el duelo no se sana por obligación, se atraviesa con amor.
Cuando el dolor se vuelve silencio...
Perder algo o a alguien, ya sea una persona, vínculo, etapa de la vida, incluso una versión de nosotros mismos, puede cambiarlo todo. El mundo sigue pero por dentro sentimos que algo se detiene.
El duelo pasa por distintas etapas y ninguno es igual a otra. No hay un camino correcto para atravesarlo. Lo único seguro es que duele… y que necesitamos tiempo, espacio y cuidado.
En momentos así, lo más valioso que podemos darnos es presencia. No para “superar” el duelo rápidamente, ni para buscar una solución inmediata que nos quite el dolor de tajo. Sino para realmente darnos el tiempo de dejarnos sentir, sin juicio. Llorar si es necesario, respirar profundamente si el cuerpo se siente pesado o dejar de fingir que estamos bien cuando no lo estamos.
Transita el duelo
Sabemos que meditar en medio de un proceso tan doloroso puede parecer difícil. Tal vez sientas que tu mente no para, tu cuerpo está tenso, que las emociones se desbordan o que estás completamente desconectado. Todo eso es válido.
No necesitas estar en calma para meditar, de hecho esta práctica fue pensada para esos momentos en que la calma parece muy lejana.
No importa si hoy estás triste, enojado, confundido o si no puedes poner en palabras lo que sientes. Aquí no hay exigencias. No hay un “cómo deberías sentirte”. Solo hay espacio para lo que sientes y estar contigo, ya es un acto de amor profundo.
Esta meditación para transitar el duelo puede ayudarte a reconocer lo que estás viviendo, ponerle nombre y sostenerte con un poco más de amabilidad.
Quizá no transforme tu dolor de inmediato pero puede hacer que te sientas menos solo en él. Puede recordarte que no tienes que cargar con todo al mismo tiempo y que incluso en medio de la tristeza, hay algo dentro de ti que sigue latiendo.