Nuestro cerebro es considerado como el comandante general de la mayoría de las funciones que nos mantienen vivos. Es el encargado de los pensamientos y las capacidades intelectuales como la memoria y el aprendizaje, de habilidades como caminar, hablar y movernos. También, es el centro donde surgen, procesan y se regulan las emociones.
Estas tareas se llevan a cabo gracias al trabajo de un ejército de millones de células nerviosas llamadas neuronas que trabajan al servicio de su comandante.
La comunicación neuronal y la plasticidad cerebral
Cuando alguien sufre un accidente y se lesiona, el cerebro pierde algunas capacidades debido a que la experiencia traumática afecta el funcionamiento de las neuronas de la zona lastimada. Esto es, como si se interrumpiera la corriente y quedara a oscuras.
Gracias a la plasticidad del cerebro mediante actividades específicas, se puede estimular a las neuronas y propiciar que se reorganicen y formen nuevas redes. Es decir, que tiendan nuevos cableados que conducen nuevamente corriente y luz a la zona afectada. De tal forma que la persona recupere las capacidades perdidas.
Se estarán preguntando, ¿de qué me sirve esta información si yo no he sufrido un accidente o golpe que me haya dañado el cerebro? Porque de igual forma, un cerebro sano también puede ser estimulado para funcionar mejor y soportar los embates del estrés y de la edad.
Este importante órgano requiere de “mantenimiento” para estar en forma. Al igual que un músculo, el cerebro puede ejercitarse para fortalecerse, funcionar bien y prevenir su deterioro y la aparición de enfermedades auto degenerativas. Además, un cerebro sano nos proporciona una sensación de bienestar físico, cognitivo y emocional.
Un cerebro activo, es un cerebro sano. Acciones como: hacer ejercicio, tener buena alimentación, aprender algo nuevo, meditar, escuchar música, tocar algún instrumento, cantar y bailar constituyen a algunas de las actividades que favorecen la formación de nuevas conexiones entre las neuronas manteniéndolo activo.
La música como herramienta para la salud mental
Expertos en salud mental como Nazaret Castellanos y Marian Rojas, han decidido salir del laboratorio y del consultorio para hacer una excelente tarea de divulgación a través de las redes sociales. Esto con el fin de explicarnos por qué la música constituye una gran herramienta que podemos utilizar para mantenerlo sano, prevenir la aparición de enfermedades neurodegenerativas como las demencias y generar sentimientos de alegría y bienestar.
La respuesta es que todo esto se debe a que la música activa múltiples redes neuronales en gran cantidad de regiones del cerebro. Mismas que “nos permiten percibirla e interpretarla”.
Cuando escuchamos música, el cerebro la distingue de otros ruidos o sonidos y se dispone a activar un amplio número de estructuras para procesarla. Una parte del cerebro se encarga de apreciar la melodía y otra el tiempo, el ritmo y la métrica.
Es muy interesante saber que “los dos sistemas actúan conjuntamente y envían información a través de las redes neuronales al léxico musical”. En términos científicos, se denomina al lugar donde se encuentra la información musical que se percibe a lo largo de la vida.
¿Cómo procesa el cerebro la música?
Está demostrado que las exigencias de la vida diaria, activan la secreción de una hormona llamada cortisol u “hormona del estrés”. Marian rojas, nos explica que esta sustancia es necesaria para enfrentar el estrés de la vida diaria porque nos mantiene en alerta y en lucha por la supervivencia.
Sin embargo, cuando este estado de supervivencia se prolonga día con día, afecta nuestro sistema inmune y el aparato digestivo. En general nuestra capacidad de pensar claramente y tomar decisiones pues también tiene repercusiones en la corteza prefrontal.
Así pues, altos niveles de cortisol nos hacen sentirnos decaídos, confundidos e incluso enfermos. El antídoto perfecto contra el estrés es precisamente la música, pues reduce los niveles de cortisol y nos proporciona un sentimiento de relajación y bienestar debido a que estimula la secreción de oxitocina, la hormona que genera sentimientos amorosos.
La música también activa el sistema límbico o parte del cerebro donde surgen y se procesan las emociones. Escuchar tu música favorita activa la liberación de un neurotransmisor llamado dopamina que nos brinda sentimientos de bienestar.
A su vez, la doctora Alicia Castillo, investigadora de neurociencias de la UNAM quien considera a la música como “un gran protector del cerebro”, comenta que “cuando escuchamos nuestras canciones favoritas muchas funciones de nuestro cuerpo reaccionan.
Por ejemplo, se incrementan o bajan los niveles de temperatura corporal, frecuencia cardíaca, hambre y estado de vigilia. De acuerdo con lo que la canción nos evoque”.
Bailar también le ayuda a nuestra mente...
Por otra parte, cuando bailamos no solo estamos ejercitando nuestros músculos. El baile y la danza, generan “nuevas neuronas y sus correspondientes conexiones”. Igualmente, se liberan neurotransmisores como las endorfinas que producen una sensación de placer y una disminución del dolor, la serotonina que mejora nuestro estado de ánimo y oxitocina que hace su parte provocando sentimientos de apego y amor.
Nazaret Castellanos detalla que para bailar, el cerebro tiene que procesar la música que escucha y a partir de ese momento, intervienen varias estructuras del cerebelo para coordinar los movimientos del cuerpo, mantener el ritmo, planificar la secuencia de los movimientos, elaborar un mapa corporal y finalmente fusionar el cuerpo y la mente para ejecutar los pasos en un espacio físico determinado.
Asimismo, nos dice que la práctica del baile mejora la postura corporal: un cuerpo erguido y una cabeza en alto “le dicen” al cerebro que somos triunfadores, lo que promueve sentimientos positivos y eleva la autoestima.
De igual manera, el simple hecho de observar a otras personas bailar, estimula las estructuras cerebrales involucradas en el aprendizaje de los movimientos.
Castellanos nos comenta que en una investigación se encontró que la práctica regular del baile especialmente en los adultos mayores puede reducir la aparición de enfermedades neurodegenerativas, particularmente del Alzheimer, ayuda a incrementar las capacidades cognitivas como la atención y la memoria, favorece el equilibrio y coadyuva a regular la conducta.
Por otra parte, bailar en grupo produce mayor resistencia al dolor, mejora los niveles de satisfacción, refuerza los vínculos, favorece la comunicación con los demás y el afrontamiento emocional.
Cantar y tocar un instrumento...
Al igual que las otras actividades musicales, al tocar un instrumento o cantar se acentúan los niveles de oxitocina y se reducen los de cortisol pero además de activar funciones de atención, concentración y memoria, el canto constituye una importante vía para la evocación y expresión de emociones.
Además, cantar en coro brinda un sentido de pertenencia y solidaridad al coordinarse con los compañeros para lograr un desempeño óptimo, se comparten emociones a tal grado que se ha observado que los latidos del corazón de los integrantes del grupo coral se sincronizan.
Más allá de estos beneficios, el comunicólogo y divulgador científico Jordi Jauset refiere que el cerebro no cuenta con un sistema linfático propio, por lo que no le es fácil eliminar los desechos de su tejido principal formado por las neuronas.
Sorprendentemente las vibraciones que se propagan en el cráneo cuando cantamos, tarareamos, vocalizamos e incluso cuando gritamos realizan una especie de masaje sutil que facilita la limpieza del cerebro.
Conclusiones
La música es una compleja creación del ser humano misma que lo ha acompañado a través de su historia y ha evolucionado con él. Cualquier expresión musical pone a trabajar a una gran cantidad de estructuras del cerebro. Escuchar música, tocar un instrumento, practicar baile, cantar o participar en un coro, son actividades que mantienen activo, sano y fuerte a tu cerebro.
Es muy recomendable que los niños cuenten con actividades musicales desde edades tempranas, ya que son una fuente de estimulación para el desarrollo de las estructuras cerebrales, mejora sus habilidades de lenguaje, la psicomotricidad y aspectos cognitivos como la atención y la memoria, así como las habilidades sociales. En adultos mayores contribuyen a prevenir enfermedades degenerativas y el baile especialmente el Alzheimer.
Las investigaciones sobre el gran tema de la música y la salud mental siguen avanzando para utilizarla particularmente como una herramienta que coadyuve a sanar trastornos emocionales.
Y mientras la ciencia avanza, disfrutemos de la música, cantemos y bailemos y seamos felices a la voz de ¡música maestro!
Referencias:
- Lozano Cruz, Oscar, Grapain S. S, García-García F. 2013, “El cerebro y la música” Revista Médica de la Universidad Veracruzana, Vol 13, Núm 1, Enero-junio 23013, pg 17-22.
- Rojas Estapé, Marian. “Cómo la música nos da felicidad” https://youtu.be/1Gt_Q34o9N4?si=YKNWrJ-6FCYgZJ9K
- Palacios Sánchez, Leonardo y Olaya G. Daniela; 2023, “El maravilloso impacto de la música en el cerebro”, Revista Nova et Vetera, Universidad del Rosario, Vol 9-no90
- García, J . Laura, “El cerebro cantante y bailarín”, https://ciencia.unam.mx/leer/1366/el-cerebro-cantante-y-bailarin-
- Pinós Pey, Koncha, “Neurociencia y la danza”. Universidad veracruzana, https://www.uv.mx/danza/files/2018/03/Neurociencia-y-la-danza-2.pdf
- Castellanos Nazaret “El poder de bailar: La neurociencia del baile” https://youtu.be/8Y6InmkDimE?si=RWhY9YE_Mv
- Jauset, A .Jordi,” El canto limpia el cerbro” https://www.jordijauset.es/el-canto-limpia-el-cerebro/eW_vF2nos,
- Jauset, A. Jordi, “El canto limpia el cerebro”,
- Guatusmal, Oscar, 2019,”Efectos de la música en el cerebro en la etapa infantil: revisión desde las neurociencias”, Revista Investigium IRE Ciencias Sociales y Humanas, 10. 65-77. 10.15658/INVESTIGIUMIRE.191002.05.