Todos tenemos un lugar que consideramos seguro, ya sea nuestra casa, habitación o un espacio al que acudimos después de un largo día, una discusión o un problema. A veces, ese lugar puede ser una persona, alguien con quien podemos ser nosotros mismos y expresarnos libremente, sin miedo.
Tu terapeuta también puede llegar a ser ese lugar seguro para ti y aunque estos espacios nos ayudan a escapar del caos diario, ya sea en el trabajo, la escuela o incluso en casa: ¿qué hacemos cuando ese caos se encuentra dentro de nuestra mente? ¿sabes cómo escapar de él? Déjame decirte que existe una forma de hacerlo: practicando mindfulness o atención plena.
En este artículo te explicaré cómo funciona, especialmente si estás en un proceso terapéutico o si consideras iniciar uno.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness o atención plena es una práctica de meditación que ha demostrado ser muy efectiva para reducir el estrés, ansiedad y depresión. Además es una herramienta útil para gestionar emociones, ayudándonos a identificarlas y enfrentarlas de manera saludable.
Una emoción no reconocida puede generar malestar físico. Por ejemplo, emociones como la envidia, los celos, el resentimiento, odio o tristeza, al no ser validadas y aceptadas, pueden volverse increíblemente dañinas. Con el mindfulness, el proceso de reconocer y enfrentar esas emociones puede ser más sencillo.
¿Por qué empezar a practicar mindfulness?
Como mencioné al principio, hay situaciones en la vida en las que nuestra mente puede volverse un lugar bastante peligroso. Puede parecer irónico pero la falta de paz interior, muchas veces se debe a que estamos tan acostumbrados a dar rienda suelta a nuestros pensamientos negativos e intrusivos, que llega un momento en el que comenzamos a ser víctimas de nuestro diálogo interno y de nuestra imaginación.
Se podría pensar que la mente es nuestro refugio más seguro pero no siempre es así.
¿En qué momento nuestros pensamientos se vuelven peligrosos?
Por ejemplo, imagina que caminas por la calle y ves que un par de personas se ríen mientras pasas enfrente de ellas y una voz en tu cabeza te dice que se están riendo de ti. O antes de un examen, esa misma voz te asegura que no lo aprobarás e incluso si no recibes un mensaje de tu pareja, algo te hace pensar que te está siendo infiel. Estos son pensamientos intrusivos, algo que todos experimentamos en algún momento.
Lo peligroso es cuando permitimos que tomen control de nuestra vida y empezamos a creer que son reales, ya que muchas veces sólo son el reflejo de nuestras inseguridades.
Permitir que estos pensamientos nos dominen puede ser bastante dañino porque esto puede convertirse en una adicción, pensar en los peores escenarios disminuye nuestra calidad de vida. Nos impiden disfrutar de momentos cotidianos, nuevos retos, de la compañía de nuestros seres queridos o incluso de la vida en general.
En casos extremos, nuestros propios pensamientos pueden ser los responsables de la ansiedad o depresión.
¿Cómo empezar a practicar mindfulness?
El mindfulness como su nombre lo indica, consiste en prestar atención plena al aquí y ahora, estando conscientes de nuestro entorno a través de los sentidos. No se trata de pensar, sino simplemente estar.
Si no tienes mucha experiencia meditando, no te preocupes, el mindfulness es una excelente forma de comenzar a meditar. La práctica de estar presente es literalmente salir de nuestra mente, cuando se empieza a volver peligrosa para nosotros.
No es necesario estar en un lugar en específico. Puedes practicarlo en cualquier momento y lugar: en el trabajo, en casa o en la escuela. Comienza a usar tus cinco sentidos para ser consciente de tu entorno y puede ser útil responder las siguientes preguntas:
¿Dónde estoy? ¿Qué estoy sintiendo? ¿A qué huele? ¿Qué estoy escuchando? ¿Qué estoy viendo?
Probablemente hayas escuchado la frase ¨poner la mente en blanco¨ pero esto es realmente imposible. La mente siempre está activa, ya sea pensando o soñando. Lo más cercano a poner la mente en blanco es el mindfulness, ya que dejamos de prestar atención al contenido de nuestra mente.
Puedes practicarlo en cualquier situación cotidiana: mientras lavas los platos, escribes o ves una película. Simplemente concéntrate en lo que estás viendo, tocando o percibiendo y deja que tu único pensamiento sea: ¨Estoy aquí¨, no dentro de tu cabeza, no en esa situación catastrófica que apareció en tu mente, sino aquí y ahora.
¿Esta práctica me ayuda si tomo terapia?
Recuerda que los pensamientos intrusivos pueden ser los causantes de ciertos problemas de salud mental como ansiedad o depresión. Estos pensamientos pueden ser causados por un duelo, una ruptura amorosa, un despido, una decisión difícil y se complican con pensamientos catastróficos.
Estos pensamientos pueden empezar a manifestarse como un dolor físico incluso con enfermedades, por eso no es bueno dejarlos ganar.
En estas situaciones es beneficioso aprender a despegarse de la mente, ya que a veces la única forma de combatir estos pensamientos es salirnos de ese bucle y poco a poco darnos cuenta de que esa imaginación no pertenece a la realidad y comenzar a controlarlos.
Si tienes alguna duda, en CuidadosaMENTE podemos orientarte o esta puede ser la oportunidad que necesitas para iniciar un proceso terapéutico. ¿Te animas?