Hablar de suicidio sigue siendo difícil pero es necesario. Nombrarlo con responsabilidad, información clara y experiencia clínica puede marcar una diferencia real.
Este artículo busca responder a preguntas frecuentes como qué es el suicidio, cuáles son sus señales de alerta y sobre todo, cómo ayudar a una persona con ideación suicida, ya sea que estés atravesando una crisis o acompañando a alguien cercano.
Septiembre es el mes de la prevención del suicidio a nivel mundial, con especial énfasis el 10 de septiembre. Sin embargo, el cuidado y la conversación no deberían limitarse a una fecha. Recordemos que el suicidio es una solución permanente a un problema temporal, una frase que abordaremos con mayor profundidad más adelante.
¿Qué es el suicidio y cómo se manifiesta?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el suicidio como el acto deliberado de quitarse la vida. Generalmente este acto es el resultado de un proceso que puede incluir pensamientos recurrentes sobre la muerte, planificación y, en algunos casos, intentos previos.
Un punto clave que aparece con frecuencia en consulta es este: muchas personas no desean morir, desean dejar de sufrir. El dolor emocional se vuelve tan intenso que la persona no logra ver alternativas posibles. Comprender esto cambia por completo la forma de acompañar.
Según datos recientes, el suicidio es una de las principales causas de muerte en jóvenes y adultos jóvenes. En México, durante 2023 se registraron 8,837 muertes por suicidio, con mayor prevalencia en hombres y en edades entre los 20 y 39 años. Estados como Chihuahua, Yucatán, Campeche y Aguascalientes presentan tasas más altas (INEGI, 2023).
¿Quiénes tienen mayor riesgo de suicidio?
El suicidio puede afectar a cualquier persona, pero existen etapas de la vida con mayor vulnerabilidad emocional.
Adolescencia: una etapa crítica
La adolescencia implica cambios intensos a nivel emocional, físico y social. Aunque existe una búsqueda natural de independencia, también es una etapa donde el juicio y la toma de decisiones aún están en desarrollo. El lóbulo frontal, responsable de evaluar consecuencias, termina de madurar alrededor de los 25 años.
Por eso, contar con redes de apoyo estables, límites claros y figuras adultas disponibles funciona como un factor protector fundamental. Cuando el dolor emocional no encuentra palabras ni escucha, el riesgo aumenta.
Adultos mayores: un riesgo silencioso
Otro grupo vulnerable cuando se aborda el tema del suicidio son los adultos mayores, quienes también han sufrido cambios importantes en esta etapa de la vida (a partir de los 60 años), principalmente caracterizada por el final de la “vida útil”, período laboral, “pérdida de la salud”, el “nido vacío”, la falta de propósito, posibles enfermedades mentales o síntomas importantes de depresión y ansiedad.
Un aspecto alarmante es que los adultos mayores suelen presentar intentos de suicidio más planificados y con mayor letalidad, por lo que detectar señales sutiles se vuelve aún más importante.
Prevenir el suicidio en personas mayores requiere escuchar sus necesidades, brindar espacios donde puedan expresar lo que sienten y acompañarlos con empatía, regresándoles de este modo su sentido de independencia y utilidad.

Factores de riesgo y factores de protección
No existe una causa única del suicidio. Lo que sí existen son condiciones que pueden aumentar la vulnerabilidad o, por el contrario, proteger.
Factores de riesgo:
- Experiencias traumáticas o violencia
- Falta de apoyo emocional
- Aislamiento social
- Abuso de sustancias
- Enfermedades crónicas o trastornos del estado de ánimo
- Duelo no resuelto
- Antecedentes familiares de suicidio
- Dificultades socioeconómicas
Factores de protección:
- Redes de apoyo significativas
- Acceso oportuno a atención en salud mental
- Habilidades para resolver conflictos
Buen manejo del estrés y la frustración - Metas personales y sentido de pertenencia
- Autoestima y resiliencia
La presencia de factores de riesgo no significa que una persona intentará suicidarse pero sí indica la necesidad de mayor acompañamiento.
Como hemos observado, el suicidio puede afectar a personas de distintas edades, contextos y situaciones, es posible que antes de un acto suicida existan señales de alerta o mensajes poco claros pero presentes y reconocerlos puede marcar una diferencia.
Señales de alerta del suicidio que no deben ignorarse
El suicidio rara vez ocurre de forma repentina. Antes suelen aparecer señales, algunas más evidentes que otras.
- Pérdida de interés en actividades antes placenteras
- Cambios marcados en el sueño o el apetito
- Cambios de humor intensos o repentinos
- Conductas de riesgo
- Regalar pertenencias importantes
- Expresiones de culpa o vergüenza intensas
- Comentarios como “estarían mejor sin mí”
- Hablar frecuentemente sobre la muerte o métodos
- Despedidas inusuales
¿Cómo ayudar a una persona en crisis?
Ahora bien, hemos revisado algunas señales de alerta, es momento de hablar sobre cómo ayudar, un acompañamiento genuino tiene que ver con escucha activa, actuar con empatía y respeto, validación de emociones y pensamientos.
Algunas recomendaciones pueden incluir:
- Escuchar sin juzgar, implica crear un espacio en donde es válido decir lo que uno siente. En muchas ocasiones las personas que piensan en el suicidio como opción reportan que no pueden hablarlo porque llega la desvalidación del sistema y decir: “entiendo porque lo ves como una opción” puede hacer que se sientan por primera vez escuchados.
- Preguntar directamente. Existe la creencia de que si se habla del suicidio se está propiciando y la realidad es que no es así, como hemos revisado no es una idea que se planta y se ejecuta de la noche a la mañana, no es algo repentino. Preguntar directamente “¿has pensado en hacerte daño?” abre la puerta al diálogo.
- Acompañar en todo momento. Esto es importante hasta que pase la crisis o lleguen más personas de apoyo. Estar presente activamente es vital para prevenir un posible acto suicida, esto incluye retirar objetos peligrosos o posibles armas letales (cuerdas, cables, cuchillos, objetos punzocortantes, pastillas, etc)
Buscar apoyo profesional. En la mayoría de los casos las personas que se encuentran en esta situación buscan ser escuchados, validados y se encuentran buscando herramientas que les permita aliviar el dolor, acompañar y buscar juntos apoyo profesional y permanecer como una red de apoyo marca la diferencia en un proceso de intervención.
¿Hablar de suicidio lo fomenta?
No. La evidencia clínica y científica muestra que hablar de suicidio de manera responsable reduce el riesgo, no lo aumenta. El silencio, el estigma y la minimización del dolor son factores que aíslan.
Existen distintos recursos y herramientas disponibles y es normal que no conozcamos todas pero las mencionadas anteriormente pueden ayudar si te encuentras en alguna situación que amerite su uso.
Recordemos que la vida misma tiene retos constantemente pero también infinidad de posibilidades y cuando nos permitimos mirarlas podemos ver y transitar el sufrimiento como algo pasajero.
Recursos de ayuda en México
Si tú o alguien cercano está en crisis, busca ayuda inmediata:
- Línea de la Vida (24/7): 800 911 2000
- SAPTEL: 800 472 7835
Preguntas frecuentes sobre el suicidio
¿El suicidio siempre está relacionado con depresión?
No. Aunque la depresión es un factor importante, también influyen el trauma, la ansiedad, el duelo y otras condiciones emocionales.
¿Cómo saber si alguien solo busca atención o está en riesgo real?
Toda expresión de ideación suicida debe tomarse en serio. No es posible ni ético minimizar el riesgo.
¿Qué hago si alguien me pide que no le diga a nadie?
La confidencialidad no aplica cuando hay riesgo de vida. Buscar apoyo es una forma de cuidado.
¿Se puede prevenir el suicidio?
Sí. La prevención del suicidio incluye detección temprana, redes de apoyo y acceso a atención en salud mental.
¿Puedo ayudar aunque no sea profesional?
Sí. Escuchar, acompañar y facilitar ayuda profesional puede marcar la diferencia.