Sin respiración no hay vida. Eso lo sabemos todos. De manera que siendo conscientes de ello tambien podemos darnos cuenta que si queremos vivir bien tenemos que respirar bien y eso es algo que normalmente no sabemos hacer.
¿QUÉ SUCEDE EN NUESTRO ORGANISMO MIENTRAS RESPIRAMOS?
Todo ser viviente respira. Podemos estar sin comer durante 30 días, sin beber agua hasta 15 días y sin dormir, alrededor de 10 días; pero no podemos estar más de 3 minutos sin respirar. Eso nos lleva a constatar la importancia de la respiración, ya que sin ella todas las funciones y sistemas de nuestro organismo no serían posibles.
Los órganos y sistemas más beneficiados son, principalmente, el cerebro, en específico el sistema límbico o emocional, y los pulmones, que ayudan a renovar su capacidad respiratoria con la ayuda del diafragma y el sistema circulatorio. Estos órganos son los que transportan el oxígeno, enviando a través de la respiración un bienestar saludable a todo nuestro organismo alimentándolo para que pueda ejecutar sus funciones minuto a minuto.
El cerebro representa el 2% del peso de nuestro organismo y, sin embargo, necesita el 20% de la energía que elaboran nuestras células para gestionar las funciones cerebrales y neuronales del mismo, como pensar, refexionar, memorizar, recordar, entre otras.
Las áreas involucradas en el cerebro emocional (o límbico) son la amígdala, el hipocampo, el hipotálamo, el lóbulo temporal, el cuerpo calloso, la corteza prefrontal y el núcleo septal. Todas estas estructuras controlan las actividades afectivas de la amistad, el amor, el afecto, la expresión de los estados de ánimo, el miedo, la ira, la agresión siendo nuestros principales centros emocionales.
Por otro lado, nuestros pulmones tienen una capacidad limitada. Por ejemplo, el número de inhalaciones y exhalaciones que realiza una persona adulta en reposo por minuto (frecuencia respiratoria) es de aproximadamente 17 veces por minuto, completando 26.000 secuencias respiratorias al día. Por el contrario, un recién nacido realiza 51.000 al día en las mismas condiciones. Si miramos la respiración de un recién nacido veremos que es conectada, seguida y no hay pausas entre la inhalación y la exhalación. Es precisamente esta respiración, la de los bebés, la que se quiere recuperar con el ejercicio de la Respiración Consciente Integrativa.
¿CÓMO PONERLA EN PRÁCTICA?
Ahora, querida lectora o lector, nos encantaría que trates de experimentar tu propia respiración haciéndola más consciente por unos instantes, así que deja de hacer lo que estés haciendo en este momento y detente a escuchar tu respiración o a observarla: Inhala, exhala…
Inhala y exhala…
- ¿Cómo es tu respiración en estos momentos? Corta, larga, entrecortada…
- ¿Qué zonas identificas que están implicadas?, nariz, pecho, abdomen, boca…
- ¿Sabes cuál es tu frecuencia respiratoria? Puedes averiguar esto contando las respiraciones completas que realizas en un minuto de forma habitual.
- ¿Con esta respiración puedo mantener todas mis funciones fisiológicas y mentales en un estado saludable?
Pues bien, de esto se trata: de ser conscientes de nuestra respiración y de nuestro cuerpo, ya que es el único que tenemos y nos acompañará durante toda nuestra vida lo que quiere decir que somos responsables de nuestra salud física, mental, emocional y espiritual. Siendo conscientes de nuestra respiración ya estamos transformando nuestra realidad y al mismo tiempo estamos conectándonos con estados de calma emocional y espiritual a través de la observación de nuestra mente.
A continuación te brindamos un breve ejercicio para poner en practica la respiración consciente con una variante, que te ayudará a controlar el estrés y dormir mejor. Te recomendamos repetir este ejercicio dos veces al día.
- Coloca la punta de la lengua en el paladar, detrás de los dientes incisivos superiores.
- Inhala por la nariz durante 4 segundos, aguanta la respiración 7 segundos.
- Exhala por la boca frunciendo los labiosy haciendo ruido (como si soplaras a través de un popote) durante 8 segundos.
- Haz cuatro respiraciones.