¿Has notado cambios en tu estado de ánimo últimamente?
¿Sientes que algo te pasa pero no logras identificar exactamente qué es?
¿Estás cansado, irritable, tenso y con poca tolerancia en el trabajo y en general, con todas las personas que te rodean?
¿Las personas cercanas a ti te han dicho que te ves diferente o cansado?
Cada vez es más frecuente escuchar la palabra “burnout” para referirse a un agotamiento crónico y una falta de energía ocasionados por el estrés laboral.
Si bien, existen diferentes tipos de estrés y algunos son funcionales para lograr metas y objetivos en diferentes ámbitos de nuestra vida, es importante reconocer cuándo estos niveles de estrés cruzan la línea y generan malestar físico y emocional.
¿Es la empresa o soy yo?
Es natural buscar dentro de nosotros mismos las causas de lo que sentimos. Sin embargo, cuando se trata del burnout, es importante reconocer que algunos factores en el entorno laboral pueden contribuir a la fatiga emocional. Estos son algunos de ellos:
- Cultura empresarial: En algunas empresas se genera un estilo de interacción que puede resultar muy desgastante, por la poca claridad en los procesos, mala comunicación o demasiada competencia interna.
- Trabajo remoto: Si bien, existen muchos beneficios al trabajar desde casa, puede ser muy agotador no tener una separación física entre trabajo y hogar. Además de que puede generar una sensación de aislamiento social al haber poca o nula interacción presencial.
- Exigencia extrema: Aunque parezca obsoleto, aún existen muchas empresas que tienen un estilo de gestión y liderazgo basado en la exigencia, que se enfoca únicamente en los resultados numéricos, dejando de lado la parte humana.
- Carencia de límites: Principalmente la falta de equilibrio entre la carga de trabajo y horarios.
- Falta de reconocimiento: Tener esta sensación por mucho tiempo, puede provocar agotamiento y desmotivación en el entorno laboral.
- Rutina: Cuando las actividades a realizar son monótonas, se puede perder fácilmente el interés para realizarlas.
- Un nuevo puesto: Frecuentemente ocurre cuando llega ese ascenso tan esperado. También con un incremento importante de responsabilidades que implica un largo proceso de adaptación o desarrollar nuevas habilidades para lograr los objetivos.
¿Tengo burnout?
- “Cuando me despierto no tengo ganas de levantarme”
- “Dormí pero no descansé”
- “Me despierto constantemente durante la noche”
- “Tengo una sensación desagradable cuando pienso en el trabajo”
- “Por más que me esfuerzo en mi trabajo siento que no es suficiente”
- “Mi trabajo ya no me gusta”
- “Mi energía no es la misma de antes”
- “Por más que me esfuerzo, no tengo ganas de nada”
- “Me siento desmotivado y/o cansado casi todo el tiempo”
- “Siento que necesito hacer algo diferente pero no sé cómo y no encuentro la energía para empezar”
- “He perdido interés por actividades que antes realizaba con gusto”
Si te identificas con cinco o más de estas frases, es posible que estés experimentando estrés crónico, agotamiento emocional o burnout. Tratar de ignorarlo no ayudará e incluso puede provocar que tu agotamiento sea más intenso.
¡La buena noticia es que hay cosas que están en tu control para sentirte mejor!
Recomendaciones para vencer el burnout
Despierta tu curiosidad, y prueba diferentes maneras de gestionar el burnout con amabilidad. Haz pequeños intentos y experimenta, observando si algo cambia para ti. Recuerda que todo es un proceso. Tus experiencias, emociones y sensaciones son reales y únicas, escucharte a ti mismo será siempre la brújula más importante.
Acá te compartimos algunas claves para vencer el burnout:
1. Infórmate:
Darle nombre a todo lo que nos pasa, ayuda a no sentirnos solos y sobre todo a comprender que cada una de las emociones y sensaciones son válidas. Leer sobre el burnout te ayudará a comprender de una manera amable en qué consiste.
2. Rompe el ciclo:
En ocasiones es muy fácil enfrentar un día tras otro de manera automática. Introduce pequeños cambios en tu rutina, como escuchar tu canción favorita mientras te preparas para ir a trabajar o escribir en algún momento del día pensamientos o emociones que experimentas.
3. Fija horarios amables:
Los pendientes en el trabajo y en casa nunca terminan. Establece acuerdos contigo mismo para identificar cuándo es suficiente, planea tus actividades diarias en una lista y palomea lo que vas cumpliendo. Visualmente te ayudará a tener una sensación de logro con cada tarea concluida.
4. Mueve tu cuerpo:
Tal vez no tengas muchas ganas y requieras de un esfuerzo extra para iniciar. Elige alguna actividad que te guste como caminar, bailar o programa alguna alarma en tu celular para realizar pausas activas. Si te sientes con más energía, incluso realiza alguna rutina de ejercicio que se adecué a tus horarios, así sea solo una vez a la semana.
5. Medita o practica mindfulness:
No necesitas ser un experto en meditación, tan solo tomar 1 o 2 minutos al día para respirar conscientemente te ayudará a estar más presente en el aquí y el ahora. Si no sabes cómo hacerlo, aquí puedes encontrar algunas meditaciones que te ayudarán en diferentes momentos
6. El equilibrio es la clave:
Si has estado muy saturado en el ámbito laboral, lo más probable es que otros ámbitos de tu vida requieran un poco más de tu atención. Comienza con aquello que sientas que has descuidado e identifica qué te gustaría hacer al respecto para tratar de equilibrar la balanza.
7. Un poco de disfrute:
Trata de integrar en tu agenda alguna actividad que disfrutes. No tiene que ser algo muy elaborado, lo importante es el significado que tú decidas darle. Por ejemplo, oler algo que te guste, escuchar un podcast que te distraiga sobre un tema de tu interés o incluso aprender algo nuevo que siempre te interesó.
La terapia psicológica también puede ser un gran aliado para aprender nuevos recursos y herramientas en la gestión emocional durante este proceso. Si identificas que puede ser necesario, no dudes en pedir ayuda, sentirte acompañado en este camino lo hará mucho más llevadero.